No estás roto. Eres Divergente.

Hay momentos en los que te sientes fuera de lugar. Como si estuvieras desintonizado del mundo.

No sabes bien por qué, pero lo notas.

En tu forma de pensar.

En cómo te emocionas por cosas que a otros les parecen insignificantes.

En ese anhelo de algo más, aunque no puedas explicarlo con palabras.

Y a veces… eso duele.

Duele sentir que no encajas.

Que no eres suficiente.

Que eres “demasiado” para algunos… o “muy poco” para otros.

Duele sentir que por más que lo intentes, no logras encajar del todo en el molde que te enseñaron.

Si alguna vez has sentido eso, quiero decirte algo que puede cambiarlo todo:

No estás roto. Eres Divergente.

Lo que ves como defectos, tal vez son señales.

Señales de que estás aquí para crear un camino propio.

No uno fácil. No uno rápido.

Pero sí uno real, único, tuyo.

Ser Divergente no significa tener todas las respuestas.

Significa estar dispuesto a hacerte las preguntas que los demás no se atreven a enfrentar.

No significa ser fuerte todo el tiempo.

Significa tener el valor de ser tú, incluso cuando tiemblas por dentro.

No significa estar por encima de nadie.

Significa haber decidido no estar por debajo de ti mismo nunca más.

Sí, ser Divergente a veces duele.

Porque te obliga a dejar atrás las máscaras.

A enfrentar tus dementos.

A tomar decisiones difíciles que otros no entenderán.

Pero también… también es la mayor bendición.

Porque ser Divergente es volver a imaginar.

Volver a soñar.

Volver a creer que lo imposible es solo algo que aún no se ha intentado con todo el corazón.

Este blog es para ti.

Para recordarte que no estás solo.

Que hay otros como tú: soñadores silenciosos, rebeldes introspectivos, genios que aún dudan de sí mismos.

Personas que también llevan heridas… pero que han decidido que sus cicatrices no serán cadenas, sino alas.

Aquí no venimos a prometerte fórmulas mágicas.

Venimos a decirte la verdad:

Que sí se puede.

Pero tendrás que pelear contra tus propios Dementos.

Y para eso, primero necesitas reconocerlos.

Y luego… escuchar esa voz que has callado por años.

La voz que te dice:

“Esto no es todo. Tú naciste para más.”

Tal vez por eso estás leyendo esto.

No por casualidad.

Sino porque tu Divergente ya está despierto.

Y está listo para comenzar.

Bienvenido.

Los Divergentes no siguen caminos. Los crean.

— Rod Hilfer